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jueves, 27 de mayo de 2010

Cultura ciudadana


Invitación a la reflexión y al cambio con el único objetivo de mejorar entre todos la convivencia en la sociedad.

Qué bueno es para cualquiera de nosotros brindar atención y respetar a nuestros semejantes, pero es aun mejor el hecho de ser bien correspondidos en nuestras buenas acciones.
Cuando ingresamos en una oficina, a un establecimiento de servicios públicos, a establecimientos comerciales, a cualquier medio de transporte, a sitios culturales, bancos, etc. Siempre, y aunque no lo manifestemos nos interesa encontrar un ambiente agradable lleno de tranquilidad y donde se nos respete, esperamos que todas aquellas personas que encontremos en nuestro camino se comporten con “cultura” y ellos a su vez esperan lo mismo de parte de los demás; es un sentimiento universal y además es una regla básica de comportamiento social que facilita y mejora la convivencia entre las personas.

Frases como: Buenos días – Como esta usted? – Bienvenidos – Puede ayudarme por favor? – A sus ordenes – Espere un momento por favor – Muchas gracias – Siga señora o señorita – En que puedo colaborarle, en fin estas y muchas mas, son frases o palabras que algunas veces hemos utilizado para comunicarnos y estoy seguro de que todos conocemos el resultado positivo al emplear este lenguaje, por otra parte esta la actitud hacia las personas, la tranquilidad, el buen tono de voz, la atención y respuesta, la responsabilidad, la colaboración y solidaridad, así como otras forma de actitud positiva que esperamos siempre encontrar entre los miembros de la sociedad, para obtener como resultado un ambiente de tolerancia, de tranquilidad, de productividad y efectividad y de paz interior.

Si todos aportásemos un poco haciendo el ejercicio cada día de “Dar para Recibir” viviríamos en un mundo maravilloso, o por lo menos evitaríamos gran cantidad de conflictos.
No podemos seguir viviendo en ese círculo vicioso de esperar la cortesía, la amabilidad, el interés, el entusiasmo y la buena energía por parte de otras personas cuando nuestra actitud es reservada y egoísta y en muchos casos grosera y agresiva.
Mejoremos por favor, aportémosle a los demás y así conseguiremos mejorar nuestras propias vidas, cambiemos la actitud negativa desarmando esa estructura rígida e impenetrable que creamos para protegernos de las personas y emprendamos una campaña (aunque es bastante dura) en la búsqueda de una tranquila y sana convivencia.


Tengamos en cuenta la importancia de educar a nuestros hijos en dirección al respeto, a la tolerancia, a socializar, a ser útiles; no confundamos la verdadera y valiosa dignidad con la grosería y la hostilidad, busquemos que nuestros hijos logren edificar una mejor sociedad.

No es muy difícil invitarlos a ser solidarios, bien educados, a que practiquen las reglas de urbanidad y que cultiven los buenos sentimientos y el amor hacia sus semejantes.

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