lunes, 30 de marzo de 2020

Sublime


Microrrelato
Bailaba envuelta en aquella melodía que inundaba el salón. Sus bucles se agitaban alegremente exhalando aroma de jazmín. Lejano, el sonar de sus enaguas acompasaba la canción. Sintió sus manos varoniles apretando dulcemente su pequeño talle; su aliento tibio, oloroso a río, a montaña, deslizaba suavemente sus mejillas. Ella era luz, bullicio, alegría. ¡Lo amaba inmensamente! —Cesó la melodía—. Estiró su mano reteniendo su felicidad. Había un olor ocre en el ambiente. Crujían los techos de su desvencijado hogar. Miró sus manos despojadas de belleza y juventud. “Tenía ochenta y nueve; él ya no estaba desde hacía veinte”

Elsy Cañón Giraldo