sábado, 25 de junio de 2011

“MISTERIOSA MUERTE”


No sé por qué te temen hermosa muerte
Les asusta tu presencia y tu silencioso andar
Te imaginan fría, obscura, profunda como el mar
Huyen de ti, te evitan, no quieren verte

Cuando apareces con tu sentencia tajante y definitiva
Traes contigo agudos sentimientos de dolor y melancolía
Eres implacable e injusta, eres inoportuna cada día
Nos lastimas a todos con tu apariencia negativa

Muy pocas veces esperamos ansiosos tu intrépida llegada
Sin embargo tu arribo no complace a tantos
Jamás serás recibida con festejos y con cantos
Aun así cumples con tu objetivo, así seas odiada

Es un consuelo saber tu cercanía al creador
Al imaginarlo y creerlo nos llenamos de esperanza
Miramos al cielo, oramos y cantamos una alabanza
Conformándonos, pero en realidad sintiendo un vacío aterrador

Pero será más impactante cuando llegues por mi
Debo imaginarlo y  lo se, definitivamente algún día vendrás
Posiblemente con prisa y sin avisar me visitarás
Yo ciego en mi vanidad temeré de ti

Debo aprender a esperarte con tranquilidad y dignidad
Debo entender que eres parte de mi vida
Aceptaré que mi presencia ha de ser removida
Que mi espíritu se unirá a la eternidad

¡Oh!  si, debo celebrar que seré  bien recordado
Amé a muchas personas y ellas me amaron
Relaciones muy fuertes, hermosas y satisfactorias que perduraron
Frutos de mi vida, del amor, del pasado

Te espero pues divina portadora de la fatalidad
Yo estoy preparado para morir, lleno de amor
Ya no te temo, ni temo al dolor
No es digna para el hombre la inmortalidad.


¿PREPARADO PARA MORIR?


Quiero compartir con los lectores de este blog, este breve cuento.

¿PREPARADO PARA MORIR?

Como de costumbre sonó mi reloj despertador muy temprano, me levanté lleno de vitalidad y con una  enorme ansiedad de vivir.
Corrí las cortinas de mi habitación y observé ese hermoso amanecer. 
Podía escuchar claramente el trinar de los pájaros y el rumor del viento, el verde de las montañas majestuosas enriquecían mi espíritu, y a los lejos el resplandor del gran astro insinuaba sus imperiosos rayos y su grandeza.

Elevé mi mirada hacia el firmamento como queriendo ver a Dios para ofrecerle mi gratitud por esa gran oportunidad de vivir.
A mi lado estaba mi esposa aún dormida, sumida en un sueño tranquilo y profundo. Se veía más hermosa que siempre, parecía estar feliz,  sus labios esbozaban una tibia sonrisa y su semblante me inspiraba ternura y amor; ardía mi pecho de sentimiento al ver a la mujer que amo y que ha compartido conmigo su vida.

Acto seguido me dirigí hacia otro lugar de la casa, pretendía encontrar a mi hijo, al ser que más amo, para saludarlo con un fuerte abrazo y colmarlo de besos y palabras de amor.
El  hecho de verlo, de tocarlo y de sentir su cálida mirada, estremece todo mi ser, me llena de la más irremplazable satisfacción y me sensibiliza haciéndome sentir como el más vulnerable de los seres vivientes y a la vez como el más poderoso y afortunado de los hombres.
Ellos, mi mujer y mi hijo son todo lo que yo necesito para ser feliz. Tiemblo al pensar en ese inigualable sentimiento que envuelve nuestras vidas.

Pero hay algo que está mal… No siento mi cuerpo, ni siquiera puedo verlo, no hay otra cosa a mi alrededor que mis pensamientos, que más bien parecen maravillosos recuerdos.
Regreso a mi habitación y veo mi cuerpo al lado del de mi esposa. Mi semblante esta frio y descolorido, refleja tristeza y dolor. Mis brazos y mis piernas yacen  rígidos sobre el lecho, ese cuerpo ya no me pertenece, ya no vivo en él. “Ni siquiera supe  en que momento lo abandoné”.
Ahora es peor mi angustia no sé qué hacer, ¿Cómo van a reaccionar esos seres a quienes tanto he amado cuando se percaten de que ya no estoy ahí con ellos?

Seguramente me van a extrañar, posiblemente van a sufrir. ¿Tendrían algo que decirme? Y yo no les di tiempo de hacerlo. ¿Sentirán la necesidad de abrazarme y de mirarme a los ojos como la siento yo? ¿Buscaran en sus recuerdos caminos que los acerquen a mi vida?
Yo creo que van a aceptar mi ausencia con tranquilidad y fortaleza, alimentando mi memoria con reconocimientos y manifestaciones de amor y de agradecimiento. Enalteciendo mi imagen con ramilletes de elogios, adjudicándome virtudes.
Pienso que tal vez ellos recordarán muchos de los momentos que compartimos juntos con alegría, incluso continuaran con algunas de mis iniciativas y harán reflexiones sobre mis errores.
Habrá momentos en los que descarguen su ira y su frustración, descubriendo en su corazón todos mis defectos y reprochándomelos, esgrimirán todo ese veneno como argumento en la búsqueda de alivio para sus almas.

Solo espero que nunca se sientan culpables por nada que tenga que ver con nuestra relación, que me perdonen y que se perdonen a sí mismos por los errores cometidos, producto de las circunstancias y de la falta de comunicación; porque en ellos, en mí y en nuestro hogar siempre reinó el amor.
Espero también que afronten con humildad y fortaleza mi ausencia y que le den el mejor curso a sus vidas juntos, hasta que Dios lo disponga.

Me pareció escuchar algo… Un momento es el sonido de mi reloj despertador.
¡No puede ser! son las seis de la mañana, aún tengo sueño, siento frio, respiro, puedo sentir a mi amada aquí a mi lado, estoy vivo… Si estoy vivo.