lunes, 22 de septiembre de 2014
¡Ay, de aquellos viejos!
Caballeros galantes
y refinadas damas,
que otrora resplandecían
de juventud.
Impecable vanidad
de espíritus altivos,
satisfaciendo propia
y ajena banalidad.
Carnes frescas,
grandes fortalezas,
osadas acciones,
candente emoción.
Huellas profundas en la arena
desafiando las olas,
la furia,
la adversidad...
Desdeño del tiempo.
Excesos que rompen
el umbral
a marcha forzada.
Y el camino…
Se hace pedregoso
y empinado.
Inevitable, además.
Marchita la piel,
ronca la voz,
pequeños los huesos,
triste el corazón.
Ahora, son:
Viejos repugnantes
y agotadas ancianas,
que fastidian la juventud.
Aferrados a su dignidad.
Dolidos espíritus
pretendiendo
algo de amor.
Débiles forros
de viejos divanes
que se desgastan
en la inercia.
Pasos temerosos
de arrepentimiento
en busca
de seguridad.
Arraigo intenso,
al penitente
paso
de los días.
¡Dolor y más dolor!
Ante el desprecio,
la indiferencia
y la soberana vanidad.
Y hoy, a ellos,
los caballeros galantes
y las refinadas damas,
se le mira con piedad.
Y la esencia
que otrora resplandecía
de juventud
con tanta intensidad.
Se desvanece
en el tropel
de nuevos ímpetus,
de radiantes vidas.
Enloquecidas de afán,
embriagadas de frescura,
ciegas de vanidad;
¡ellas ignoran a donde habrán de llegar!
jueves, 17 de abril de 2014
Legítimo Mesías.
¡Ah,
de la gracia del espíritu!
Que
en virtud del deseo
se
condensa en maravilloso
acontecimiento.
Deseo,
quizás errado,
aquel
de convertir al hijo del hombre
en
la llama de la revolución
en
busca del poder.
Necesidad
constante de la vida
para
transformarse.
Alquimia
que mata
y
crea.
Él,
“el hijo del Dios”,
Bocado
de la creación humana
encaminada
hacia
la fría y mortal vanidad.
Germinó
en la fertilidad del amor,
a
pesar de la aridez
y
la insensibilidad de los corazones,
de
la sucia ambición.
Su
voz, no fue la de un rey;
su
corona, fue el dolor;
su
atavío, la sangre del hombre;
su
linaje, el de humilde pastor.
Sano
camino del pensamiento
en
dirección a Dios.
Esa
fue la elección
del
gran hombre.
Con
acciones sustentó
su
palabra.
Y
nos mostró un camino…
Ese,
que fortalece al espíritu.
Camino
de fe y amor,
de
libre elección.
Luz
de esperanza
que
acaricia el alma.
jueves, 10 de abril de 2014
“Balada negra”
Elixir amargo que emana de la
obscuridad
y se pierde en el misterio
infinito.
Dilema sacrosanto que aterroriza
al cuerpo
y excita al espíritu.
Avanzada imperiosa del miedo
sobre las frágiles almas;
esas efímeras semillas que apenas
sí
flotan entre el fugaz
pensamiento.
Ella no tiene edad, color ni
forma;
es intangible pero absoluta.
Omnipresente y diáfana en la
penumbra
¡Reina de la nada!
Inoportuna y atrevida se muestra
en escena,
soberbia e implacable,
aplastando la falsa ilusión de justicia
que siempre tambalea en la
“cuerda floja”
Arrasando la voluntad y la
esperanza,
desgarrando al corazón.
Sembrando desazón y vacío
en el fértil campo de la
impotencia.
Yo pude vencerla el día que
traspasé el umbral
superando la etérea barrera de lo
desconocido,
cuando en sus brazos “no era” y ahora ”soy”.
Tal vez esté ansiosa por tenerme
de nuevo…
Tal vez, ella sea el camino
perfecto.
La nave que dará destino a mis
sueños,
la cima de mi escalada,
!lo que merezco!
Quizá, en su inmenso poder, ella me
dé la felicidad;
me acerque a Dios, al todo, al
resto del universo.
Su fuerza es semejante a la
creación, alquimia constante,
¡Fin y comienzo!
Y yo la siento cerca de mí, la
anhelo, la deseo,
no le temo y la espero tranquilo;
sé que es parte de mi vida.
“Ven a mí cuando quieras, hermosa
muerte”
jueves, 24 de octubre de 2013
¿A DÓNDE VAS, JUVENTUD?
Esfuerzos inútiles y vanos deseos
intentando detener el tiempo;
o al menos,
demorarlo un poco…
Cuando ya la piel
se muestra marchita.
Cuando las carnes flácidas
tambalean, ajenas a la vanidad.
La mirada opaca,
firme y profunda.
La voz ronca,
ya no quiere cantar.
Y la fortaleza…
Traidora despiadada,
que solo pretende anidar
en el despertar de los cuerpos.
Ajena al llamado
de almas en el ocaso,
ávidas por transitar
los caminos del placer.
Falsa compinche de la vida,
que engaña
prometiendo lealtad
hasta el final.
Hoy abandona sin pudor alguno,
la vieja fachada
que habita el ser.
¡Destartalada fortaleza!
¡Bah!
No eres la única, bella juventud.
Tu deserción
es liberadora.
Jamás fueron tan intensas
las sensaciones,
tan claros
los pensamientos…
Nunca el alma
voló con tanta libertad.
Ya, el espíritu
no está confundido…
Reconoce de donde viene,
sus deseos,
el camino
y el lugar adonde va.
¡El amor, ha vencido
a la fuerza!
El sabor del dolor
ya no es amargo…
Es dulce como la vid;
y embriaga
con valientes reflexiones
a la tristeza.
Y las mieles de la lujuria,
maduras y alborotadas,
apuran al corazón
invitándolo a amar.
Cauribe.
viernes, 26 de julio de 2013
“ELLA ES UN SUEÑO”
Su luz brilló para mí,
opacando al sol
usurpando a la luna.
Me ofreció lo que yo quería
e hizo realidad
mis fantasías.
¡Que extraño escenario!
Apenas sí podía yo sentir…
Y me rehusé a pensar.
Mis emociones
volaron
hacia ella.
Jamás volví a mirar
en otra dirección.
Me convertí en un zombi.
Y mi cuerpo apenas palpitante…
Ausentes mis sentidos
pues se fueron con ella.
Y mi corazón
intangible, inmaterial.
Apenas un manojo de ilusiones.
Mi alma se fundió con la suya,
aislándome
de la realidad.
Solo quedaba de mí
el espíritu;
ese loco aventurero de amor
Que no dudó en arriesgarlo todo
por estar junto a ella
buscando el infinito.
Puedo escuchar aún
las dulces notas en serenata
de cuerdas y vientos.
Sus jadeos indescriptibles
de amor
y de pasión.
Percibo también su alucinante aroma
que anula mi voluntad
y embriaga mi piel.
Y el fuego que invade mi ser
quemándome implacable
castigando mi pecado.
He de recordar en silencio,
en mi soledad,
agobiado en la frustración.
El sabor mortal de su néctar,
sus trémulas caricias
y su sonrisa enamorada.
Así podré tenerla
infinitamente en mis brazos
y amarla, amarla, amarla.
martes, 16 de julio de 2013
“MI PARQUE DE DIVERSIONES”
Que infinito
placer el que sentí aquella noche cuando deambulaba libre e inocente en medio
de las estrellas. Sentía que estaba recorriendo el universo en la más completa
calma. Lograba grandes distancias con solo imaginarlo, veía luces de todos los
colores, esferas brillantes, resplandores, formas indefinidas, matices
cambiantes.
Solo lograba
inquietarme el correr del tiempo, aunque no podía verle, sabia que estaba allí
y que pasaba veloz, más veloz que mi fantástica marcha.
Efectivamente yo
tenia razón, en un abrir y cerrar de ojos se habían esfumado las alucinantes
imágenes que regocijaban mi alma; sin embargo fue lo mejor, ahora me encontraba
justo a los pies del sol, ese astro de fuego inmenso y hermoso que me ofrecía
su luz y su calor sin medida y sin condiciones.
Yo le salude:
Hola hermano sol, ¿de donde vienes y
adonde vas? Quédate por siempre aquí conmigo y calienta mi casa. Él, esbozando
la sonrisa de su madurez me respondió: vengo desde el oriente, allá lejos donde
ni siquiera alcanzas a divisar, pero hoy como todos los días llego hasta tu
casa.
Siempre estoy
aquí, allá y mas allá para ofrecerte el calor y la luz que tanto amas, para brindarte
mi amor, para darte felicidad; esa es la esencia de mi existir, la que el
universo reclama.
Me dirijo hacia
el occidente, buscando sonrisas, escuchando alabanzas y plegarias, repartiendo todo lo que puedo dar; no cambiaria lo que soy
por nada. De mi destino soy feliz y supongo que tú también lo eres, pues me
gustan los gestos de fascinación que pones cuando mis rayos tocan tu cara.
Ahora debo
seguir mi camino porque todos me esperan con ansias.
No olvides que
mañana temprano estaré aquí; pero por favor hombre, aunque sea mira al cielo,
disfruta el espectáculo y da las gracias, te juro que no te pediré nada más. Hasta
mañana.
Y entonces vi
como lentamente el maravilloso astro emprendía su camino hacia el cielo
mirándome a lo lejos, como haciéndome un guiño y manifestándome su amor; y decidí
caminar por el campo, sin afán lleno de esperanza, y adivina lo que encontré: encontré el rio más hermoso
que jamás hubiera visto en mi vida, grande y caudaloso, alegre y bullicioso. Podía
escuchar el dulce tronar de sus aguas a su paso andante regando la tierra,
ofreciendo vida en abundancia, con sus mil colores cristalinos, mostrando su gran poder y dibujando una
sonrisa en su torrente calma.
Las flores
cercanas parecían reír y emocionarse a su paso, el pasto radiaba verde de
esplendor, las aves revoloteaban sobre él y cantaban, y los peces en fulgurante
danzón saltaban. Era la más hermosa fiesta a la que haya asistido, interminable
y espontanea. Realmente me sentí muy emocionado, sentí sed, sentí deseo de
bañarme en sus aguas.
Y cuando me
acerqué a él e incline mi cuerpo, mi
rostro se reflejo en el suyo cual espejo de fino cristal hecho de magia; y mi espíritu volaba y mi cuerpo
flotaba.
Le pregunte: ¿A
dónde vas hermoso rio? Al mar, respondió
él, allá donde concluye esta hermosa aventura, la que disfruto todos los días
de mi vida, la que comparto con todos y no dejaría por nada. La que me ofrece
esta libertad que me hace crecer, la que
me convierte en fuente de amor y de esperanza. Vivo para ti, para mí, para
todos; mientras lo quieras estaré contigo sin pedirte nada, suficientes son tu
alegría y tu gratitud. Ahora debo seguir mi camino, pues muchos seres esperan a
mi paso.
Y me quede
mirando al rio, viéndolo perderse en medio de llanuras y montañas, viéndolo
correr con la alegría de un niño, con la fuerza del hombre, con la gracia de
una dama.
Quise quedarme
allí con él o seguirlo, bañarme eternamente en sus aguas, pero decidí dejarlo
libre y también reanudé mi marcha. Y caminé extasiado por senderos, por bosques
y sabanas. Estaba perplejo disfrutando de tantas hermosas formas, de las paradisiacas
imágenes que se esbozaban en las rocas, en las colinas, en las praderas, en las
extensas y abundantes despensas de alimento que de la tierra silvestre brotaban.
Sentía el olor
del campo, esa mezcla de aromas de madera fresca, de frutos maduros, de
esencias florales, de olores animales; y las indescriptibles sensaciones que de
la naturaleza emanan. Y abracé
fuertemente a un inmenso árbol y lo sentí mío, y me sentí tan pequeño como el átomo,
y rodé jugando por la hierba sintiendo su humedad, acariciándome con su
textura. Y la tierra me respondía fascinándome con cada imagen que me mostraba,
llamándome, haciéndome sentir que ella era mi casa.
Ni siquiera tuve
la necesidad de preguntarle nada a la tierra, me sentí el hombre más sabio del
mundo, entendí sus intenciones, su bondad hacia mí, su eterna manifestación de
amor; nunca me vi tan lleno de riqueza, entendí que era mía y que algún día formaría parte de
ella.
Entonces levante
mi cara, y cual pudo ser mi alegría cuando miré al cielo y no pude encontrar
limites a mi alrededor; ¡como habría yo
de olvidar todos esos tonos azules y blancos que me alucinaban!, esa paz que se
reflejaba en cada espacio, en cada copo de nieve. Ese manantial de evocaciones,
de sueños y de recuerdos que en él se dibujaban, y todas esas locas ideas que se mecían en su
infinita calma.
Sentí como si
estuviera viendo a mi propia alma. Indescriptible, dulce y tranquila, soñadora y sosegada. Me sentí vivo, entendí
cuan pequeño y frágil soy, reconocí el diminuto espacio que ocupaba en la
abundante y maravillosa granja.
Me embelesé al
ver a los animales, sabios maestros que en su viva marcha me transmitían amor y
me enriquecían con su digna existencia y
sus enseñanzas.
E increíblemente además de tantas satisfacciones,
disfruté también del aire, regalo de la
vida, manjar invisible y delicioso que podía respirar libremente, tomaba en cada bocado de
él la vida, y me llenaba de amor a mi antojo, saciándome de mi riqueza.
Y entonces
aprendí sobre el infinito placer y toda la diversión que me ofrece el mundo,
cuando le miro sin egoísmo y con amor.
Es así como puedo comprender la belleza de la vida, de
mi vida, de la única oportunidad que me ofrece el todo para disfrutarla.
Pienso que
siempre querré jugar en este mi parque de diversiones, mi participación ya esta
destinada; mi boleto el amor, pasaporte eterno para gozar y no ambicionar nada…
domingo, 26 de mayo de 2013
A vos poetiza”
A vos poetiza,
que regás con tus lágrimas
los fértiles campos
de la sensibilidad
Después de labrarlos
con lamentos punzantes
y estrepitosas quejas,
capaces de remover el universo.
Vos que con tu canto
hacés tambalear la verdad,
o la hacés
inamovible.
Que te hacés imprescindible
a todo
y ajena
a la ausencia.
Tu imagen
impregnada en el aire
y dibujada en el cielo,
enmarca la vida.
Tus ojos ven
lo que yo no puedo
y me lo cuentan todo
en tu sonrisa.
Y ese corazón
ardiente y enigmático
que ilumina
mi andar.
Ansioso de vida,
casto, puro y aventurero;
atravesando siempre
la mar del deseo.
Ahogado en la esperanza
de lúdicos
y románticos
momentos.
Desnuda sin temor tu alma,
paseándote por la felicidad
de sentir
y poder expresarlo.
Enloqueciendo
a este frágil corazón mío,
que venera
tu esencia femenina.
domingo, 5 de mayo de 2013
“Jesús, rey del amor”
Mi alma se manifiesta
inquieta
intentando descifrar el
gran misterio.
Aquel que rodea la vida de
un hombre,
ese que llamamos el hijo de
Dios.
Confuso se hace mi
pensamiento,
inconstante mi fe.
Son mil preguntas
y muy pocas las respuestas.
Están en juego los
principios,
aquellos que se han
sembrado en mí,
fundamentados en la
ignorancia,
reforzados en la inocencia.
Largos caminos recorridos
para cultivar los sensibles
campos
del sentimiento y la
consciencia,
anulando así el libre
pensamiento.
Y yo, absorto en la creencia,
frágil y casto ante la
doctrina,
enriqueciéndome de la
mentira
y negado a la verdad.
Sumándome al rebaño
de corderos ilusos,
de fieles creyentes;
heredero dispuesto sin
vacilar.
Fue así como también
aprendí a caminar,
enfoqué mi pensamiento
hacia donde se me orientó,
y respondí a las
motivaciones.
Hoy tengo muchas dudas,
complejos cuestionamientos
que amenazan la fortaleza
de mi religiosidad,
que iluminan un dulce mito
en la obscuridad.
Es mi fortuna conocer el
amor,
vivir en él, creer en él;
de lo contrario perdería mi
fe
y tomaría el camino de la
herejía.
Jamás desconoceré a Dios
ni al amor como su única
esencia,
ni que soy el fruto de su
creación
y que a él llegaré
finalmente.
Tampoco he de negar
que aquello que pienso y
siento
es mi vida,
la que se desprende de su
espíritu divino.
Y aunque místicas parecen
mis reflexiones,
matizadas de obediencia y
respeto,
son el reconocimiento de su
grandeza
inexplicable e inmutable.
Así lo creo y así lo
siento,
es lo que me dicta la
razón.
Es mi corazón quien lo
siente,
y mi espíritu quien lo
afirma.
Solo deseo caminar hacia
él,
ir siempre en la misma
dirección;
camino del amor,
destino del amor.
Lo mas maravilloso es que
puedo hacerlo solo,
sin ordenamientos, sin
restricciones.
La motivación nace en mí,
no intento seguir a nadie.
Quizás, si así lo deseo,
pueda orientarme por las
enseñanzas
del mas maravilloso hombre
en la tierra,
aquel que han llamado el
hijo de Dios.
Ese hombre de carne y hueso,
pleno de consciencia,
puro de conocimiento,
ávido de paz y de bondad.
El gran ejemplo de humildad
y sencillez humana,
que reinará por siempre
en los campos de la fe.
Quien nos enseñó el camino,
quien rehusó a las
vanidades
quien venció al miedo y al
dolor.
“Jesús, rey del amor”.
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