jueves, 10 de abril de 2014
“Balada negra”
Elixir amargo que emana de la
obscuridad
y se pierde en el misterio
infinito.
Dilema sacrosanto que aterroriza
al cuerpo
y excita al espíritu.
Avanzada imperiosa del miedo
sobre las frágiles almas;
esas efímeras semillas que apenas
sí
flotan entre el fugaz
pensamiento.
Ella no tiene edad, color ni
forma;
es intangible pero absoluta.
Omnipresente y diáfana en la
penumbra
¡Reina de la nada!
Inoportuna y atrevida se muestra
en escena,
soberbia e implacable,
aplastando la falsa ilusión de justicia
que siempre tambalea en la
“cuerda floja”
Arrasando la voluntad y la
esperanza,
desgarrando al corazón.
Sembrando desazón y vacío
en el fértil campo de la
impotencia.
Yo pude vencerla el día que
traspasé el umbral
superando la etérea barrera de lo
desconocido,
cuando en sus brazos “no era” y ahora ”soy”.
Tal vez esté ansiosa por tenerme
de nuevo…
Tal vez, ella sea el camino
perfecto.
La nave que dará destino a mis
sueños,
la cima de mi escalada,
!lo que merezco!
Quizá, en su inmenso poder, ella me
dé la felicidad;
me acerque a Dios, al todo, al
resto del universo.
Su fuerza es semejante a la
creación, alquimia constante,
¡Fin y comienzo!
Y yo la siento cerca de mí, la
anhelo, la deseo,
no le temo y la espero tranquilo;
sé que es parte de mi vida.
“Ven a mí cuando quieras, hermosa
muerte”