miércoles, 19 de septiembre de 2012
“LETRAS QUE TRADUCEN SENTIMIENTOS”
“Nada tan placentero como escribir” Me sumerjo en mis pensamientos y en
la mas completa libertad, sin afán, sin temor, sin presión alguna; tal vez parezca exagerado,
pero podría compararlo con la grandeza y la intimidad del rito de la oración.
Cuando escribo, estoy solo con
Dios y el universo, con mis motivaciones, con mis sensaciones y con mis
sentimientos. Tengo la gran oportunidad de hacerlo cada vez que lo deseo.
Y me motivo a soñar, y me libero, y me siento confianza, y lo disfruto y
hasta puedo entenderlo.
Realmente es un maravilloso estado mental y espiritual, difícilmente comparable
con ningún otro. ¿Por qué no lo descubrí antes?
Sobre lo que escribo no hay suficiente claridad, tampoco se destacan en
mis letras la capacidad técnica ni el talento, mucho menos pueden fluir en
ellas las musas de apasionantes abstracciones que cautiven la atención.
Pero yo, yo me satisfago de manera indescriptible, yo me siento el
hombre más poderoso al hacerlo, yo exploro mi universo inocentemente cada vez
que lo hago. Y me expreso, y reflexiono e investigo, y siempre lo hago con más
gusto y deseo.
Y me juzgo, y me valoro, y me pongo a prueba, y deseo saber lo que
generan mis conceptos; pero lo mejor de todo es que regocijo mi alma
transmitiendo mis sentimientos.
Es un acto inmenso de creación autónomo y natural, sin más condiciones que
mis pensamientos.
No cabe duda que lo que escribo puede molestar a algunos seres humanos,
quizás gustar a otros y en algunos generar una total indiferencia.
Tal vez la osadía de plasmar en letras mis pensamientos dispersos, mis
cosas propias, o aquellos sentimientos
comunes a tantos, como diálogos simples y elementales; se convierta en la usurpación
de los derechos de aquellos que en disciplinado esfuerzo modelan con maestría
su divino derecho a expresarse. Aquellos verdaderamente artistas que construyen,
matizan y engrandecen con su virtud y su talento el privilegio de escribir.
Pero no por ello voy a cohibirme de esa hermosa sensación que me da
vida, la que me invita a conocerme más, la
que me acerca a la humanidad. No por ello voy a sentir miedo ni vergüenza de
querer exteriorizar las cosas de mi alma. No voy a dejarme apresar en mi
limitación o por mi falta de resolución para hacer lo que quiero.
Puedo ser feliz de muchas maneras, pero hoy descubrí lo feliz que soy
escribiendo.
Tal vez me separan muchos años luz de la realidad; definitivamente no
soy escritor, ni soy poeta, ni siquiera un creador de cuentos. Es notoria mi marcada conceptualización y
ausentes mi embelesamiento y fantasía.
Apenas si puedo navegar torpemente por las fundamentales aguas del
lenguaje intentando no contaminarlas con mis errores; pero nada ni nadie podrá
negarme el derecho ni el ferviente deseo que me da la vida, para expresarme en ella y por ella lleno de
emoción, de admiración, de amor y de sueños.
Mi pensamiento es mi paraíso. Me alimento de lo que vos escribís y de lo
que ella y él escriben, de lo que escriben
todos ellos.
Seguiré por siempre disfrutando de esto: Letras que traducen
sentimientos.
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Amigo,
ResponderEliminarTú, eres un hombre sencillo: ese es tu atractivo.
Expresas tu sentimientos, sin más, es muy bello. COn respecto a la escritura, me sucede lo mismo: es mi alma mater.
Cuando escribo, no oigo no veo no nada de nada. Varezco de los sentidos porque no me hacen falta, estoy con lo que más me agrada de la vida: escribir.
No malgastes tu tiempo pensando si puedes o no herir a alguien con tus letras; somo adultos y libres, cada uno pensamos de una forma y debemos respetar al que piensa de difernete forma a nosotros, y viceversa -que no se olvide.
A quien no le guste leerte, que no lo haga. Nosotros no obligamos a nadie.
Me gustó tu reflexión. Gracias amigo, un beso,
Ann@
Mi bella amiga Anna, gracias por tu solidaridad, tu buena energía y tu concepto siempre positivo.
ResponderEliminarUn beso para vos.
Disculpame si no he ido a tus escritos, he estado ausente.