porque tus huesos
no saltan a la vista
en cada movimiento.
Porque tus mejillas,
rosadas y tersas,
exhiben generosidad
y abundancia.
Porque tus pechos
se muestran fértiles
y tus caderas
extensas.
¿Acaso no reconocen la belleza?
Esa riqueza infinita de tu espíritu
valiente y soñador.
La pureza de tu ser que trasciende.
Muy bueno. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Ricardo.
ResponderEliminarSaludo.