Ella, fruta madura y dulce
refleja su paso por el tiempo
ánimo ante el dolor
deseo infinito de amar.
Ahora su piel no es tersa
ni presume de sus movimientos de
lince.
Sus manos, eternas creadoras
Intentan conservar el mágico don.
En su andar, tal vez
ya no se confunden
el vaivén de las olas
ni la libertad del viento.
El erotismo de su mirar
que fuese único en sus ojos,
parece perderse en la inmensidad
de su melancolía.
Y su aroma de flor virginal
el que me llevaba al éxtasis
sueño hecho placer
se ha esparcido por el universo.
Su voz aún me cautiva
y hace que me saboree
cuando veo sus labios al hablar
cuando me sonríe.
El tiempo implacable actúa.
Artista lúgubre que deja huella
sigue intentando cambiar su silueta
y ocultar un poco sus colores.
Pero jamás opacará
su brillo adamantino.
Ni robará la calidez de su corazón
ni franqueará su inexpugnable fortaleza.
El mas loco deseo, aún vive allí
la libertad es su motivación
empuña con pasión su sabiduría
esgrime sin temor su experiencia.
Lejos está del temor
de huir, de la falsedad.
Es elemental y sincera
parece una niña, siendo algo
vieja.
¡Y su hermoso corazón!
Frenético amante
inocente aventurero
desquiciado soñador.
¡Y sus carnes aún deliciosas!
Con sabor a mujer
húmedas, tibias y perfumadas
dispuestas al placer.
¡Y su alma hechicera!
La que me embriaga
por la que pierdo la razón
aquella que se adueña de la mía.
Ella es un ser para adorar
que aún me enamora
y me envuelve
con su poesía.
Camino de mi felicidad
fuente de mi lascivia
pilar de mi hombría
maravilla incomparable de la
vida.
Recuerdo cuando leí por primera vez tus poemas… Y lo mucho que ahora has abierto tus fronteras.
ResponderEliminarDe tímido a osado, de místico a sensual, de frugal a sibarita. Magníficos versos, me han gustado mucho.
Un beso,
Ann@
Gracias bella amiga Anna, me honrás con tus palabras porque te admiro y te aprecio mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.