sábado, 4 de mayo de 2013
“Nada es mejor que ella”
Una mujer es mucho más
que un hermoso ser humano,
es el más delicioso pecado
que la vida haya podido
concebir.
Es un baúl lleno de
sorpresas,
una gran ópera,
una fiesta lujuriosa,
una sinfonía celestial.
Es creación sin límite,
energía que condimenta la
vida,
movimiento perpetuo del
alma,
la tentación inevitable.
Nada es más poderoso,
ella supera todas las
barreras;
sus lágrimas son tan majestuosas
como el mar,
y su mirada puede desnudar
las almas.
El vaivén de su cuerpo,
la suavidad de su piel
y el calor de su regazo,
pueden matar y resucitar.
Y que decir de sus gestos,
de sus deseos,
de sus locas fantasías;
con nada se les puede
comparar.
Amar a una mujer
es como alcanzar el cielo,
es gozar la vida
plenamente,
es lo mejor que puede pasar.
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