De todas mis amigas
tú eres la más cercana,
porque me profesas amor
sin interés alguno.
Te percibo cálida y tranquila
como una mañana de verano,
radiante y colorida
como el más bello jardín.
De ti emana la paz,
nacen nuevas alegrías,
y florecen las más bellas ilusiones
que acarician mi alma.
En ti veo todo lo mejor,
desde el más pequeño
hasta el más maravilloso
acierto humano.
Y puedo saborear complacido,
la dulce esencia femenina
que me embriaga,
que me alucina.
Reconozco el afecto puro
en tu actitud,
y el privilegiado lugar
que ocupo en tu corazón.
Nada puede describir tu sonrisa,
o el vaivén de tu cuerpo,
o tu mirada destellante y profunda;
cosas que me invitan a soñar.
Por nada cambiaría
los momentos que me das.
Cuando te preocupas por mí
o cuando quieres que me preocupe por ti.
Apenas si puedo sobrevivir
a la emoción
cuando me dices que me quieres,
cuando te insinúas pasional.
Temo que no podré soportar
el placer infinito
de lo que siento
cuando te miro a los ojos.
Y que mi lealtad se convierta
en ambición de poseerte,
y que la ternura transmute
hacia la pasión.
Pero solo será así
si tú lo quieres,
si me dices que sí.
Si tu alma desea fundirse con la mía.
Hermosos versos, repletos de amor. Una devoción que anida otros dones... Amistad, ternura, sinceridad.
ResponderEliminarUn compendio de virtudes difíciles de sentir y, a la vez, necesarios para amar y ser amado.
Un trabajo romántico y bello. Un abrazo, Ann@
Gracias mi bella amiga Anna, me enorgullezco de tus comentarios porque siento admiración, respeto y cariño por vos.
ResponderEliminarSiempre estás ahí, incentivándome.
Un abrazo.