martes, 9 de octubre de 2012

“MI TIEMPO ES MI TIEMPO”


Mi tiempo es mi vida,
es mío y de nadie más.
Me ha sido concedido para disfrutarlo
y puedo elegir como hacerlo.

He de aprovecharlo como yo quiera
no importa como lo haga,
lo importante es que yo lo desee
y sepa  valorarlo.

En él trasciende mi ser,
a través de él intento complacerme
y sobre él, mi cuerpo y mi alma
dibujan la esencia de mi espíritu.

Cada instante de mi vida es valioso,
puedo sentir como vibra mi corazón;
y despliego mi alas
y me satisfago en mis ilusiones.

Por eso respeto también tu tiempo,
me acerco a ti solo cuando lo deseas,
te confiero la libertad que mereces
y reconozco la grandeza de tu ser.

Quisiera que tú lo entendieras así,
que comprendas que somos iguales,
únicos e independientes;
esclavos únicamente de lo que queremos apegarnos.

Es menester la libertad del espíritu,
la tranquilidad y el sosiego del alma,
nada debe atraparnos,
nada debe coartarnos.

El amor es libre en todas sus manifestaciones:
familia, romance, pasión, amistad;
son manantiales de los que bebemos voluntariamente,
intentar hacerlos imprescindibles nos hace daño.

Si condicionas mi tiempo y mi atención
me esclavizas,
con ello me estás alejando
y además rompes el encanto.

Así entonces la dulzura empalaga,
el calor se convierte en llamas que destruyen,
las emociones se transforman
y el espíritu se siente aprisionado.

Parecería estar ausente el amor,
que tu necesidad de mi es egoísta,
que tus deseos son tu prioridad
y que yo soy apenas uno de ellos.

Esperas ansiosamente todo de mí:
mi amor, mi atención, mi respeto
y siempre debo manifestarlos;
de no hacerlo me reprochas,

me haces sentir que te lastimo,
que te ignoro y que no soy consecuente con lo que me das
¿Acaso has considerado alguna vez,
cuanto de mi tiempo te he dedicado?

Debes entender cuanto te valoro.
cuanto disfruto de tu ser,
de lo que me ofreces
de lo que me has dado.

Si contigo comparto
una charla, un objetivo, un sueño o un pecado,
es porque de una u otra forma te necesito,
ni siquiera se hace necesario afirmarlo.

Acepta lo poco o mucho que te ofrezco de mi vida,
mi tiempo y tu tiempo son sagrados,
otros seres también lo desean y lo necesitan
y tú y yo queremos dárselos.

Algunas otras almas también valoran mi tiempo
y no pretenden adueñárselo;
déjame ser yo quien decida
cuanto puedo darte, no me hagas tu esclavo.

Pero no interpretes mi deseo de libertad,
como si fuese desinterés,
como a la deserción,
como al rompimiento de los lazos.

Interprétalo como un derecho de amor propio,
como el rechazo al egoísmo,
como mi transparencia al manifestarlo;
mi tiempo es mi tiempo y solo intento disfrutarlo.










1 comentario:

  1. Una prosa-poética muy valiente y sincera... Yo, opino como tú: cada uno de nosotros somos dueños de nuestro tiempo y de nuestras vidas. Por encima de todo -excluyo la salud (primordial para una vida plena)- está la libertad del individuo que noha de confundirse con egoismo.

    No, es necesidad de hacer fluir los sentimietnos internos de la forma que nazcan. Me gustó mucho, saludos,

    Ann@

    ResponderEliminar

Me gustaría conocer sus opiniones.