domingo, 1 de mayo de 2016

Divina creación


¡Anda, intenta conocerte!
Descubrirás la sutil distancia
entre la vida
y el espíritu.

Ella te acoge en sus brazos
pletórica de ternura.
A veces complicada
pero te lo ofrece todo.

En loco carnaval
te regala los más finos diamantes…
Puedes sentir.
Puedes pensar.

Él trasciende al infinito
en desenfrenada búsqueda
queriendo alcanzar
lo divino y esencial.

¡Mientras tanto, vives!
Tiembla el corazón
embebido de pasiones
y afectos.

Te levantas en vuelo
cuando lo deseas
saboreando
la libertad.

Y disfrutas del poder;
el poder de ser,
de elegir,
de recomenzar.

Eres un ser tan hermoso, así,
como te concibe “El Todo”.
Semejante al espacio infinito,
a la luz, a la obscuridad.

Bastará con que disfrutes una gota de rocío,
la risa de un niño,
una mirada enamorada,
un gesto de humildad…

                                                                                                              

Afán...

Impetuosa la juventud
se bate en cruenta batalla
con afán de vencer
sus miedos.

Y todo ese camino recorrido
parece no servir para nada
porque insatisfecha
anhela más y más.

Vanos logros que solo
parecen satisfacer a la vanidad.
Pobres atriles incapaces
de soportar el peso.

“Y el alma se siente aún volátil”
Pero el árbol
continúa
firme y creciendo.

Y crecerá tanto, y se fortalecerá,
que un día, ¡un grandioso día!
ofrecerá orgulloso
sus frutos.

Frutos de amor y esperanza,
pedacitos de dolor convertidos
en dulces y carnosas
emociones.

Fortalezas indestructibles,
caricias al alma.
Y entonces la juventud
será el más delicioso recuerdo.

Enamorado de las cosas simples

Como las dulces notas del violín
que envenenan mi alma
de emoción y nostalgia

estremeciendo
a este frágil corazón
que palpita a la deriva.

O las letras del poeta
que atraviesan mi fortaleza
dejándome vulnerable,

calcinando de pasión mi ser
y arrancándome
unas lágrimas.

Así, la inmensa sombra
que refleja un cuerpo de mujer,
en donde reposan mis lúbricos deseos.

Donde mueren mis tontas pretensiones
a partir de una desbocada
travesía con mis labios.

Son todo lo que yo quiero.
¡Ah, manjares insuperables!
Caricias tiernas de la vida.

Milagros íntimos
del alma. Cadenas
de libertad y amor.

¡Hazme feliz, mujer, con tu sonrisa!
Y entona para mí unos versos
con el lenguaje de tu cuerpo.
                         

miércoles, 9 de marzo de 2016

Naufragio de amor

Navega solo y vacío el corazón
en la incertidumbre de la realidad.
Penitente en la obscuridad,
resignado.

Preguntándose a dónde ir
y si podrá anclar de nuevo.
Si justo cuando creyó encontrar la paz
sus sueños se tornaron en pesadilla.

Aquellos ojos mágicos que iluminaron el horizonte
hoy arremeten en odio
desgarrando llanto y empapando de dolor
el calvario.

Sus labios —exótico y alucinante maná— que le fascinaron,
ahora yacen inertes,
y brota de su sacra frialdad
el veneno de la indiferencia.

Y ese rostro brillante e indescifrable
que danzaba con su palpitar, cual agitado oleaje,
representa la muerte del amor o su inexistencia,
en sórdida escena y aterradora quietud.

Es el final, es la cara opuesta de la felicidad.
Desapareció la mar de las sensaciones,
de la pasión, del sentir.
Solo reposan en lo mas profundo los restos de una gran ilusión,
y flotan sin rumbo los recuerdos del naufragio.
                                                                                                                                         Andantte.