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jueves, 27 de mayo de 2010

¿Qué pasa con los niños de hoy?


Todos amamos e idolatramos a nuestros hijos, especialmente en su niñez, y vemos reflejadas en ellos muchas esperanzas. Desafortunadamente, muchos dejamos de ser objetivos y sensatos en lo que a su formación se refiere…

Es asombroso para quienes hoy en día somos padres y abuelos los evidentes cambios sociales que se han dado en las ultimas cinco décadas, vamos a destacar el gran desarrollo psicológico, artístico, científico e intelectual de nuestros niños,” los niños de hoy”.
Sus capacidades resaltan a la vista de todos, si los comparamos con otras generaciones atrás, inclusive las nuestras, ellos son mas capaces, mas autónomos, mas activos, mas creativos, mas independientes y hasta mas atrevidos.

Los resultados se verán a futuro en el aporte que estas nuevas generaciones darán a la sociedad, excelentes profesionales, personas emprendedoras y eficientes, programados para progresar y hacer progresar al mundo.
Esto hipotéticamente hablando, porque las cosas pueden cambiar de rumbo, ya que estos niños que hoy gozan de tanta libertad y adolecen de orientación podrían equivocar su camino y confundir sus objetivos de vida, porque muchos de ellos no siguen el curso determinado por la experiencia hacia un desarrollo equilibrado, marcado por unos patrones de conducta, sino que actúan a su edad y con su inexperiencia a su libre albedrío.

No es que yo evoque o aplauda los métodos antiguos de educación y formación en donde predominaba la actitud violenta y represiva para forjarnos una conducta y mantener una disciplina que nos afianzara en la búsqueda de un excelente desarrollo personal, cargado de valores morales y sentimientos compartidos.
Pero la verdad es que hoy en día se maneja de manera excesiva la libertad y la autonomía de los niños, ellos necesitan orientación, formación, reglas, parámetros, deberes que cumplir; no solo podemos crearles consciencia de sus derechos, ellos deben conocer que los errores y las actitudes negativas conllevan a pérdidas, frustraciones, fracasos, castigos y situaciones traumáticas

No hay que maltratar a los niños, no hay que frustrar ni obstruir el progreso de sus impulsos, ni amainar sus ímpetus positivos en la búsqueda de sus desarrollo, no desaprovechemos sus desbordantes talentos, pero tampoco debemos permitir que actúen como si fuesen adultos, tampoco podemos tolerar sus malas conductas, sus actitudes groseras y desaprobantes con nuestra labor como padres; siempre hemos de enaltecerlos y manifestarles nuestra admiración por sus logros pero no debemos sobrevalorarlos engañándolos y engañándonos en la creencia de que son “superiores a los demás” sin fundamentos reales, sabiendo que el día mañana se encontraran frente a frente Con la realidad y deberán afrontarla a capa y espada en la búsqueda del éxito.

Es mejor que aprendan a conocerse de manera sensata par que así se preparen y puedan llegar llenos de fortalezas reales a su vida adulta.

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