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jueves, 27 de mayo de 2010

Aquellos colombianos enemigos del orden


Una sociedad sin disciplina, sin responsabilidad y sin orden trae consigo consecuencias funestas para todos quienes la integran, imponiéndose el caos y la anarquía, quedando totalmente vulnerable a la acción de fuerzas oscuras…

Colombia mi país, el país de muchos, pueblo privilegiado por su gran variedad de riquezas y recursos naturales, conformado por personas buenas, fuertes, trabajadoras y emprendedoras, sin discriminación de razas ni religiones, constituido democráticamente como un estado en constante desarrollo, casi un paraíso terrenal; desafortunadamente azotado siempre por la violencia exterminadora y aterradora que no a dejado que los Colombianos consigamos la verdadera paz y podamos desarrollar todo nuestro potencial humano.

Dos fenómenos han golpeado muy fuertemente a nuestro pueblo: la violencia como consecuencia de las diferencias políticas entre godos y liberales, que azotó a nuestro país durante varias décadas, llegando aparentemente a su fin con la creación del Frente Nacional, un pacto entre los representantes de las fuerzas políticas del conflicto causado por ellos mismos, quienes se encargaron de sembrar el odio y la desestabilización social y moral entre la población con la finalidad de mantener el control y aprovechar sus recursos.

Y por otra parte la violencia contra el estado y contra el mismo pueblo, aparentemente la revolución, equívocamente celebrada y apoyada por una gran cantidad de personas que conforman la nación, personas utilizadas y engañadas que no entienden que la única finalidad de quienes promueven y ejecutan esta acción de violencia es la del “Poder” pero el poder malvado y el enriquecimiento para poder adueñarse de la nación.

Políticamente nuestro país puede catalogarse como un ejemplo de gobierno democrático, la constitución Colombiana además, garantiza la seguridad y los derechos de los nacionales y extranjeros, se destaca el reconocimiento de las instituciones y se denota la proyección de un constante ambiente de crecimiento y desarrollo en todos los niveles. Desafortunadamente el desarrollo intelectual, social y cultural de los Colombianos a sufrido una fuerte parálisis ante fenómenos tan fuertes tales como el del “narcotráfico”, este produjo cambios nocivos e irreversibles en la voluntad y en la conciencia de nuestro pueblo, especialmente en la juventud, desalentó y traumatizó nuestro lento proceso evolutivo como comunidad, afectando la parte moral y creándonos falsas expectativas de vida, agotando cualquier vestigio de solidaridad, de equidad y de patriotismo entre los Colombianos. Nosotros solo pensamos en nuestros propios intereses, nadie apoya a nadie ni se interesa por el general de las personas, únicamente por un pequeño circulo familiar y social.

Cuando en un pueblo, o en una sociedad, sus miembros actúan únicamente en beneficio propio y dirigen sus esfuerzos solo hacia la supervivencia individual, los resultados denotan claramente el caos, la descomposición social y moral, la anarquía, la decadencia, la falta de desarrollo, la pobreza, el fracaso.
Esto es lo que aprovechan los enemigos de la paz, para ellos es conveniente mantener a la gente en conflicto entre ellos mismo y con sus gobernantes, mantener la polarización, la inestabilidad incluso psicológica, el afán y la necesidad por los intereses personales e individuales y la actitud de negación y desconocimiento de la autoridad, del orden, de la institucionalidad y del liderazgo bien encaminado.
Ahora, hay que destacar que en este momento nuestro país cuenta con un líder político que llegó en función de atacar la corrupción, de cambiar el manejo hipócrita y amañado que le daban anteriores gobernantes a las instituciones, un líder que no acepta ni permite pactos ni amanguales para ejecutar acciones que afecten a los Colombianos. Llego atacando y desactivando tantos males que nos han afectado y peor que han sido siempre reconocidos y tolerados tanto por los gobernantes como por los gobernados, sin que nadie se atreviera nunca a tomar acciones para beneficio general, sino que cada uno pensando en sus intereses personales, unos robando y desangrando, otros pescando en río revuelto y otros conformes como corderos.

Este líder llego con ánimo, con fuerza, tratando de reactivar en los Colombianos la conciencia del bien, del trabajo, del progreso paso a paso, de la construcción de un futuro en terrenos sólidos; pero también llego exigiéndonos a todos un aporte, en base a responsabilidad, un poco de sacrificio, un cambio disciplinario y sobre todo un cambio de conciencia para no seguir viviendo en la individualidad y para que juntos podamos luchar decididamente contra los enemigos de la Patria. Pero nosotros no queremos aceptar esos cambios, no queremos aportar cuotas de sacrificio, estamos acostumbrados a sobrevivir en el caos y en el desorden, ese nuevo panorama lleno de imposiciones y reglas solo nos conduce a la privación de los beneficios inmediatos y afecta nuestra “Libertad’.

Es allí donde intervienen los enemigos de la patria, aquellos que ya hoy no tienen participación en el botín del estado, aquellos que perdieron su poder e influencias, los que ven en la nueva administración un obstáculo insuperable para crear nuevas estrategias de poder y aprovechamiento de los recursos del país; entonces no encuentran otro camino que el de atacar, desestabilizar a la nación, torpedeando y saboteando la función política real legitimada por el pueblo, estos enemigos atacan desde las montañas, desde la selva, desde sus privilegiados puestos en el congreso de la republica o en los medios de comunicación, en instituciones educativas y culturales, etc.

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